Leer a Vargas Vila hace cien años era un acto de rebeldía suprema, un atentado contra la moral y las buenas costumbres. Leer a Vargas Vila en la actualidad es un acto de «justicia poética» y de madurez intelectual, la de quien acepta sin prejuicios la tradición literaria en la que se inscribe.

Empezar a leer a Vargas Vila o volver a él con Otoño sentimental es recuperar el placer de la lectura y asumir el reto de explorar la complejidades del amor. Elevación del espíritu o descenso a los infiernos, la virginal doncella que desata la pasión atrae por su belleza. Pero, a la vez, la belleza oculta el horror y las oscuridades que la mentalidad masculina tradicional teme y desata. ¡Tomen asiento! El drama de la vida transcurre en la escena.