El caso de Leopoldo Richter es excepcional en el arte colombiano. Alemán de origen, colombiano por vocación, cosmopolita por artista y científico por formación, Richter llega a Colombia en 1935 y se queda allí hasta su muerte. Inspirado por sus frecuentes viajes a la selva 'en su calidad de entomólogo, profesor de la Universidad Nacionaló, Richter acaba por dar rienda suelta a su sensibilidad artística, en dibujos, acuarelas, pinturas y mosaicos en esmalte sobre baldosa cerámica. Sin dejarse encasillar en ninguna de las tendencias artísticas de su momento, Richter ofrece su tributo artístico a la raza americana y a la naturaleza mágica e insondable que lo rodea de una manera que sólo él sabía hacer. El paso de Leopoldo Richter por el arte colombiano no puede ser indiferente a ningún amante del arte. Al tiempo que exalta su trabajo y le rinde un homenaje por largo tiempo debido, este libro nos acerca sin barreras a una muestra muy completa de la obra de uno de los más serios artistas colombianos de la segunda mitad del siglo XX.