La obra de Luis Roldán (Cali, 1955), que ya ocupa un lugar prominente en el panorama plástico actual, es sólida y consecuente: de un paso a otro, sin abandonar los medios que va empleando, pero sí traspasando todas sus fronteras. En su obra tienen cabida el dibujo, la pintura, el collage, la escultura, las instalaciones y el video; pocos son los materiales, objetos o temas que escapan a su ojo. Roldán “ha ido consolidando una obra contemplativa, lírica y no representacional, que evoca la condición más vulnerable, precaria y cotidiana de la existencia humana”, dice Carolina Ponce de León, en el ensayo que, con las apreciaciones de Luis Pérez Oramas, Curador Estrellita Brodsky de Arte Latinoamericano en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, abre este libro.