La entrevista no solo vale como surtidor de datos y citas para todos los periodistas, desde el comentarista de opinión hasta el reportero raso: también puede ser, en sí misma, un género autosuficiente, una pieza periodística reveladora, profunda, que se lea con interés y agrado. Las buenas entrevistas - verbigracia, las de The Paris Review y las de The New Yorker - pasan sin ningún tropiezo de los archivos de prensa a las bibliotecas. Para explicar la confianza que Ana Cristina Restrepo genera entre sus personajes hay que ver la forma como se prepara para abordarlos. Ella jamás pronuncia una palabra de más ni una de menos, nunca luce sobreactuada ni preocupada por acreditar inteligencia. Su inteligencia sale a flote en el tacto con el cual conduce el diálogo, en su manera de lograr eso que la gran escritora Leila Guerriero llama 'el método de volverse voluntariamente opaco'. Ana Cristina sabe que el buen periodismo se construye más a partir de las dudas que de las certezas. La esencia del oficio es plantearles interrogantes a la realidad y a sus seres… El 'ábrete sésamo' sigue siendo la curiosidad. Las entrevistas de este libro fueron realizadas originalmente para el programa radial 'Página en blanco'. Ahora hacen el tránsito feliz hacia las manos de lectores que, espero, sean muchos. Página en blanco se va llenando de voces: las de Antonio Panesso Robledo, Joan Manuel Serrat, Beatriz González, Vladdo, Ricardo Piglia, María Cristina Restrepo, Juan Gabriel Vásquez y María Teresa Andruetto. Conversaciones, todas, hechas sin afán. Ana Cristina Restrepo no ejerce el periodismo a las carreras.