Aquellos traumatismos mentales donde se halla intrínseca la voz de una persona pidiéndose a si mismo auxilio, adentra los ojos curiosos de un escritor de historias. Además de la consternación infundada desde una enfermedad mental específica, que, de manera irracional, asume papeles de trasfondo terrorífico y a veces fascinantes para mentes creativas.Es así como El asesino de las dagas nos invita a conocer las historias premeditadas de personajes que ante una sociedad atenta a la crítica permanente, buscan en sus miedos más profundos, la radicación lamentable de una leyenda de terror y sangre.Por último, el terror sicológico sigue siendo un aval literario para expresar lo que la ley ve como un crimen adepto a un delincuente, que no merece preguntas, si no el juicio inmediato. O la muerte que ya de por sí, el personaje mentalmente afectado, ha estado buscando con ansias, siendo más que un castigo, su meta más deseada inconscientemente. Estos relatos harán que usted vaya a la cama, pensando en que la persona que saludó en la mañana, puede ser su asesino, una persona atípica, que simplemente lo matará como una forma extraña de pedir auxilio, por su propia alma.