La obsesión es la columna vertebral que atraviesa la singular historia narrada en Las manzanas de la discordia, breve pero penetrante novela que transcurre en la Bogotá del decenio de los 70 del siglo XX.
Un viejo panadero polaco -escapado de un campo nazi de concentración, tozudo como el que más- insiste en echar de la acera de enfrente de su panadería a los tres vendedores callejeros de manzanas apostados allí con ánimo de permanencia indefinida. Entretanto, un joven e idealista abogado -contratado para alcanzar tal propósito- se debate entre abrumadoras dudas existenciales, a tiempo que, sin quererlo ni merecerlo, se convierte en protagonista de un insospechado drama de amor.
Sin que lo determinante sea si el panadero consigue su objetivo, la novela es, por sobre todo, una contundente tragedia donde subyacen la pasmosa realidad colombiana y el rescoldo de terribles sucesos de la segunda guerra mundial.