En este poemario: Carta para un hombre en el crepúsculo, cada imagen, cada verso, se constituyen en un diálogo que Lyda Cristina López establece, desde su corazón, a veces alegre, otras delirante o nostálgico, con aquel misterioso hombre sumergido en su propio crepúsculo. A través de estas cartas poéticas nos lleva la autora, de la tierra al mar, de la playa al infinito, en un juego maravilloso que nos deja pendientes de un hilo, el mismo que separa la vida de la muerte. Lyda Cristina hilvana su tristeza, la despedida del hombre que espera la muerte, con cada hora que pasa. Pinta de música y de palabras los monólogos con este misterioso y mágico hombre, para luego dejarlo en su casa, de modo que pueda descubrir en su interior, esa piel de mar que seguramente sanará sus heridas. Entonces, con sapiencia la poeta lo invita a un encuentro a la vuelta del camino, cuando nuestro protagonista muera ella terminará de escribir este epistolario, como un hermoso homenaje para quien se ama, e irremediablemente, hay que despedir.