La joven encargada de la cocina de la Gran Casa, contigua a la inmensa Catedral de la ciudad de  Manizales, tiene intempestivamente un hijo, a quien todos llaman Santi. En la casa se preguntan quién es el padre, pero nadie logra  descubrir el secreto.  El muchacho es educado como uno más de la numerosa familia hasta que en su adolescencia se enamora de la más bella de las nietas de la dueña de la casa, hecho que lo hace salir de la casa e iniciar como única salida, una nueva vida en el Seminario en Bogotá. Allí conoce al padre Camilo Torres, convirtiéndose en su amigo y contradictor. Viaja a Lovaina donde se pone en contacto con las ideas renovadoras  que  anticipan al concilio Vaticano II. Santi ejerce en las mujeres una atracción casi animal y tiene varios romances, entre ellos, con un una periodista rusa que lo lleva a viajar a Cuba en la época de la confrontación de los misiles. La muerte de Camilo cambia su vida y finalmente sigue sus pasos vinculándose a un nuevo grupo guerrillero de carácter continental que opera desde la Sierra Nevada de Santa Marta. Allí se le encomienda ejecutar un secuestro que lo llevará a conocer sus orígenes y el verdadero amor.